La Biblia Reina Valera

Juan 10

Juan

Indice

Capítulo 11

1


 

  ESTABA entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Bethania, la aldea de María y de Marta su hermana.  

 

 

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2


 

  (Y María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, era la que ungió al Señor con ungüento, y limpió sus pies con sus cabellos)  

 

 

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3


 

  Enviaron, pues, sus hermanas á él, diciendo: Señor, he aquí, el que amas está enfermo.  

 

 

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4


 

  Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, mas por gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.  

 

 

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5


 

  Y amaba Jesús á Marta, y á su hermana, y á Lázaro.  

 

 

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6


 

  Como oyó pues que estaba enfermo, quedóse aún dos días en aquel lugar donde estaba.  

 

 

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7


 

  Luego, después de esto, dijo á los discípulos: Vamos á Judea otra vez.  

 

 

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8


 

  Dícenle los discípulos: Rabbí, ahora procuraban los Judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá?  

 

 

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9


 

  Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anduviere de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo.  

 

 

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10


 

  Mas el que anduviere de noche, tropieza, porque no hay luz en él.  

 

 

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11


 

  Dicho esto, díceles después: Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy á despertarle del sueño.  

 

 

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12


 

  Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, salvo estará.  

 

 

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13


 

  Mas esto decía Jesús de la muerte de él: y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño.  

 

 

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14


 

  Entonces, pues, Jesús les dijo claramente: Lázaro es muerto;  

 

 

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15


 

  Y huélgome por vosotros, que yo no haya estado allí, para que creáis: mas vamos á él.  

 

 

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16


 

  Dijo entonces Tomás, el que se dice el Dídimo, á sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.  

 

 

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17


 

  Vino pues Jesús, y halló que había ya cuatro días que estaba en el sepulcro.  

 

 

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18


 

  Y Bethania estaba cerca de Jerusalem, como quince estadios;  

 

 

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19


 

  Y muchos de los Judíos habían venido á Marta y á María, á consolarlas de su hermano.  

 

 

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20


 

  Entonces Marta, como oyó que Jesús venía, salió á encontrarle; mas María se estuvo en casa.  

 

 

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21


 

  Y Marta dijo á Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no fuera muerto;  

 

 

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22


 

  Mas también sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará Dios.  

 

 

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23


 

  Dícele Jesús: Resucitará tu hermano.  

 

 

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24


 

  Marta le dice: Yo sé que resucitará en la resurrección en el día postrero.  

 

 

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25


 

  Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.  

 

 

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26


 

  Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?  

 

 

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27


 

  Dícele: Sí Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.  

 

 

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28


 

  Y esto dicho, fuése, y llamó en secreto á María su hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama.  

 

 

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29


 

  Ella, como lo oyó, levántase prestamente y viene á él.  

 

 

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30


 

  (Que aun no había llegado Jesús á la aldea, mas estaba en aquel lugar donde Marta le había encontrado.)  

 

 

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31


 

  Entonces los Judíos que estaban en casa con ella, y la consolaban, como vieron que María se había levantado prestamente, y había salido, siguiéronla, diciendo: Va al sepulcro á llorar allí.  

 

 

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32


 

  Mas María, como vino donde estaba Jesús, viéndole, derribóse á sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no fuera muerto mi hermano.  

 

 

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33


 

  Jesús entonces, como la vió llorando, y á los Judíos que habían venido juntamente con ella llorando, se conmovió en espíritu, y turbóse,  

 

 

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34


 

  Y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Dicenle: Señor, ven, y ve.  

 

 

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35


 

  Y lloró Jesús.  

 

 

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36


 

  Dijeron entonces los Judíos: Mirad cómo le amaba.  

 

 

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37


 

  Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste que abrió los ojos al ciego, hacer que éste no muriera?  

 

 

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38


 

  Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro. Era una cueva, la cual tenía una piedra encima.  

 

 

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39


 

  Dice Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que se había muerto, le dice: Señor, hiede ya, que es de cuatro días.  

 

 

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40


 

  Jesús le dice: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios?  

 

 

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41


 

  Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.  

 

 

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42


 

  Que yo sabía que siempre me oyes; mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije, para que crean que tú me has enviado.  

 

 

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43


 

  Y habiendo dicho estas cosas, clamó á gran voz: Lázaro, ven fuera.  

 

 

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44


 

  Y el que había estado muerto, salió, atadas las manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario. Díceles Jesús: Desatadle, y dejadle ir.  

 

 

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45


 

  Entonces muchos de los Judíos que habían venido á María, y habían visto lo que había hecho Jesús, creyeron en él.  

 

 

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46


 

  Mas algunos de ellos fueron á los Fariseos, y dijéronles lo que Jesús había hecho.  

 

 

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47


 

  Entonces los pontífices y los Fariseos juntaron concilio, y decían: ¿Qué hacemos? porque este hombre hace muchas señales.  

 

 

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48


 

  Si le dejamos así, todos creerán en él: y vendrán los Romanos, y quitarán nuestro lugar y la nación.  

 

 

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49


 

  Y Caifás, uno de ellos, sumo pontífice de aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada;  

 

 

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50


 

  Ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación se pierda.  

 

 

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51


 

  Mas esto no lo dijo de sí mismo; sino que, como era el sumo pontífice de aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación:  

 

 

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52


 

  Y no solamente por aquella nación, mas también para que juntase en uno los hijos de Dios que estaban derramados.  

 

 

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53


 

  Así que, desde aquel día consultaban juntos de matarle.  

 

 

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54


 

  Por tanto, Jesús ya no andaba manifiestamente entre los Judíos; mas fuése de allí á la tierra que está junto al desierto, á una ciudad que se llama Ephraim: y estábase allí con sus discípulos  

 

 

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55


 

  Y la Pascua de los Judíos estaba cerca: y muchos subieron de aquella tierra á Jerusalem antes de la Pascua, para purificarse;  

 

 

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56


 

  Y buscaban á Jesús, y hablaban los unos con los otros estando en el templo. ¿Qué os parece, que no vendrá á la fiesta?  

 

 

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57


 

  Y los pontífices y los Fariseos habían dado mandamiento, que si alguno supiese dónde estuviera, lo manifestase, para que le prendiesen.  

 

 

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Juan 12

 

 

 

 

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