La Biblia Reina Valera

Marcos 11

Marcos

Indice

Capítulo 12

1


 

  Y COMENZO á hablarles por parábolas: Plantó un hombre una viña, y la cercó con seto, y cavó un lagar, y edificó una torre, y la arrendó á labradores, y se partió lejos.  

 

 

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2


 

  Y envió un siervo á los labradores, al tiempo, para que tomase de los labradores del fruto de la viña.  

 

 

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3


 

  Mas ellos, tomándole, le hirieron, y le enviaron vacío.  

 

 

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4


 

  Y volvió á enviarles otro siervo; mas apedreándole, le hirieron en la cabeza, y volvieron á enviarle afrentado.  

 

 

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5


 

  Y volvió á enviar otro, y á aquél mataron; y á otros muchos, hiriendo á unos y matando á otros.  

 

 

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6


 

  Teniendo pues aún un hijo suyo amado, enviólo también á ellos el postrero, diciendo: Tendrán en reverencia á mi hijo.  

 

 

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7


 

  Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y la heredad será nuestra.  

 

 

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8


 

  Y prendiéndole, le mataron, y echaron fuera de la viña.  

 

 

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9


 

  ¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros.  

 

 

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10


 

  ¿Ni aun esta Escritura habéis leído: La piedra que desecharon los que edificaban, Esta es puesta por cabeza de esquina;  

 

 

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11


 

  Por el Señor es hecho esto, Y es cosa maravillosa en nuestros ojos?  

 

 

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12


 

  Y procuraban prenderle, porque entendían que decía á ellos aquella parábola; mas temían á la multitud; y dejándole, se fueron.  

 

 

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13


 

  Y envían á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra.  

 

 

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14


 

  Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, sabemos que eres hombre de verdad, y que no te cuidas de nadie; porque no miras á la apariencia de hombres, antes con verdad enseñas el camino de Dios: ¿Es lícito dar tributo á César, ó no? ¿Daremos, ó no daremos?  

 

 

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15


 

  Entonces él, como entendía la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Traedme la moneda para que la vea.  

 

 

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16


 

  Y ellos se la trajeron y les dice: ¿Cúya es esta imagen y esta inscripción? Y ellos le dijeron: De César.  

 

 

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17


 

  Y respondiendo Jesús, les dijo: Dad lo que es de César á César; y lo que es de Dios, á Dios. Y se maravillaron de ello.  

 

 

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18


 

  Entonces vienen á el los Saduceos, que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron, diciendo:  

 

 

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19


 

  Maestro, Moisés nos escribió, que si el hermano de alguno muriese, y dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome su mujer, y levante linaje á su hermano.  

 

 

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20


 

  Fueron siete hermanos: y el primero tomó mujer, y muriendo, no dejó simiente;  

 

 

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21


 

  Y la tomó el segundo, y murió, y ni aquél tampoco dejó simiente; y el tercero, de la misma manera.  

 

 

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22


 

  Y la tomaron los siete, y tampoco dejaron simiente: á la postre murió también la mujer.  

 

 

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23


 

  En la resurrección, pues, cuando resucitaren, ¿de cuál de ellos será mujer? porque los siete la tuvieron por mujer.  

 

 

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24


 

  Entonces respondiendo Jesús, les dice: ¿No erráis por eso, porque no sabéis las Escrituras, ni la potencia de Dios?  

 

 

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25


 

  Porque cuando resucitarán de los muertos, ni se casarán, ni serán dados en casamiento, mas son como los ángeles que están en los cielos.  

 

 

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26


 

  Y de que los muertos hayan de resucitar, ¿no habéis leído en el libro de Moisés cómo le habló Dios en la zarza, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?  

 

 

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27


 

  No es Dios de muertos, mas Dios de vivos; así que vosotros mucho erráis.  

 

 

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28


 

  Y llegándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos?  

 

 

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29


 

  Y Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.  

 

 

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30


 

  Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas; este es el principal mandamiento.  

 

 

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31


 

  Y el segundo es semejante á él: Amarás á tu prójimo como á ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.  

 

 

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32


 

  Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;  

 

 

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33


 

  Y que amarle de todo corazón, y de todo entendimiento, y de toda el alma, y de todas las fuerzas, y amar al prójimo como á sí mismo, más es que todos los holocaustos y sacrificios.  

 

 

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34


 

  Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dice: No estás lejos del reino de Dios. Y ya ninguno osaba preguntarle.  

 

 

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35


 

  Y respondiendo Jesús decía, enseñando en el templo: ¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?  

 

 

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36


 

  Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor á mi Señor: Siéntate á mi diestra, Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.  

 

 

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37


 

  Luego llamándole el mismo David Señor, ¿de dónde, pues, es su hijo? Y los que eran del común del pueblo le oían de buena gana.  

 

 

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38


 

  Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas,  

 

 

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39


 

  Y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas;  

 

 

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40


 

  Que devoran las casas de las viudas, y por pretexto hacen largas oraciones. Estos recibirán mayor juicio.  

 

 

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41


 

  Y estando sentado Jesús delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca: y muchos ricos echaban mucho.  

 

 

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42


 

  Y como vino una viuda pobre, echó dos blancas, que son un maravedí.  

 

 

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43


 

  Entonces llamando á sus discípulos, les dice: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca:  

 

 

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44


 

  Porque todos han echado de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su alimento.  

 

 

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Marcos 13

 

 

 

 

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