La Biblia Reina Valera

Mateo 19

Mateo

Indice

Capítulo 20

1


 

  PORQUE el reino de los cielos es semejante á un hombre, padre de familia, que salió por la mañana á ajustar obreros para su viña.  

 

 

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2


 

  Y habiéndose concertado con los obreros en un denario al día, los envió á su viña.  

 

 

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3


 

  Y saliendo cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza ociosos;  

 

 

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4


 

  Y les dijo: Id también vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.  

 

 

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5


 

  Salió otra vez cerca de las horas sexta y nona, é hizo lo mismo.  

 

 

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6


 

  Y saliendo cerca de la hora undécima, halló otros que estaban ociosos; y díceles: ¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos?  

 

 

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7


 

  Dícenle: Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros á la viña, y recibiréis lo que fuere justo.  

 

 

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8


 

  Y cuando fué la tarde del día, el señor de la viña dijo á su mayordomo: Llama á los obreros y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.  

 

 

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9


 

  Y viniendo los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.  

 

 

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10


 

  Y viniendo también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos recibieron cada uno un denario.  

 

 

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11


 

  Y tomándolo, murmuraban contra el padre de la familia,  

 

 

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12


 

  Diciendo: Estos postreros sólo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día.  

 

 

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13


 

  Y él respondiendo, dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te concertaste conmigo por un denario?  

 

 

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14


 

  Toma lo que es tuyo, y vete; mas quiero dar á este postrero, como á ti.  

 

 

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15


 

  ¿No me es lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy bueno?  

 

 

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16


 

  Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.  

 

 

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17


 

  Y subiendo Jesús á Jerusalem, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:  

 

 

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18


 

  He aquí subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los principes de los sacerdotes y á los escribas, y le condenarán á muerte;  

 

 

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19


 

  Y le entregarán á los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas al tercer día resucitará.  

 

 

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20


 

  Entonces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándo le, y pidiéndole algo.  

 

 

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21


 

  Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.  

 

 

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22


 

  Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le dicen: Podemos.  

 

 

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23


 

  Y él les dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado, seréis bautizados; mas el sentaros á mi mano derecha y á mi izquierda, no es mío dar lo, sino á aquellos para quienes está aparejado de mi Padre.  

 

 

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24


 

  Y como los diez oyeron esto, se enojaron de los dos hermanos.  

 

 

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25


 

  Entonces Jesús llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.  

 

 

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26


 

  Mas entre vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será vuestro servidor;  

 

 

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27


 

  Y el que quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo:  

 

 

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28


 

  Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.  

 

 

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29


 

  Entonces saliendo ellos de Jericó, le seguía gran compañía.  

 

 

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30


 

  Y he aquí dos ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.  

 

 

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31


 

  Y la gente les reñía para que callasen; mas ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.  

 

 

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32


 

  Y parándose Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?  

 

 

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33


 

  Ellos le dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.  

 

 

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34


 

  Entonces Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos recibieron la vista; y le siguieron.  

 

 

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Mateo 21

 

 

 

 

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